¿LIBERTAD DE QUÉ?

Language: ES
Type: Contributed Column
Publication: Nuevo Herald, El (Miami, FL)
Location: Section: Perspectiva Edition: Final Page: 21A
Author: ISAAC LEE
Date: July 15, 2005
Copyright: Copyright (c) 2005 The Miami Herald

 

Nuevo Herald, El (Miami, FL)
July 15, 2005
Section: SECTION: Perspectiva
Edition: EDITION: Final
Page: PAGE: 21A
Memo:PERSPECTIVA

¿LIBERTAD DE QUÉ?
SOURCE/CREDIT LINE: ISAAC LEE

Recién llegado a vivir a la Florida me invitaron a participar en un programa de televisión en el que se iba a debatir si en Miami había libertad de prensa. Me pareció tan raro el tema que llamé al productor para ver si se había tergiversado el mensaje en el camino y querían hablar de Colombia. Pero no, era sobre Miami.

En ese momento no pude encontrar una razón para pensar que no existían todas las garantías en esta ciudad y que, salvo la lambonería de algunos medios, especialmente revistas, que habían desdibujado la línea entre contenido y publicidad para ganar avisos, hacer periodismo aquí era seguro. Muy seguro.
No era difícil. Venía de Colombia, de dirigir la revista más influyente del país, en la que no faltan las amenazas a los periodistas que hacen bien su trabajo y se meten en temas complejos, en los que generalmente no son ``bienvenidos''.

Cuando llegué a Estados Unidos y me preguntaron la diferencia entre hacer periodismo aquí y allá, la respuesta fue muy sencilla: allá matan a los periodistas y aquí los dejan de invitar a un coctel.

Allá hablábamos siempre de la libertad de prensa en Estados Unidos y de la fortaleza que eso le daba a la democracia americana. Hacíamos comparaciones utópicas y pensábamos que la Primera Enmienda nunca permitiría que los periodistas fueran presionados por los jueces y que el compromiso de no revelar las fuentes era sagrado. Pensar otra cosa resultaba un desatino.

Cuando el régimen de Hugo Chávez dio las primeras señales de querer atentar contra la libertad de expresión, todos estuvimos de acuerdo en que -por sus antecedentes en esta materia- Estados Unidos tenía el derecho moral de exigir el respeto a una sociedad libre y advertir a un presidente con sueños de tirano que tuviera cuidado con violentar la libertad de prensa.

Ahora vivo en un país en el que los jueces meten a los periodistas en la cárcel por no revelar sus fuentes. Y en el que la compañía más grande de revistas entrega las notas de trabajo de uno de sus periodistas en contra de su propia voluntad.

Es cierto que en Colombia amenazan y matan a periodistas. Es cierto que hay impunidad en las investigaciones. Pero también es cierto que no es la justicia quien los pone presos.

Entre los periodistas hay competencia, crítica, celos...., pero por encima de todo hay una solidaridad difícil de encontrar en cualquier otra profesión. Cuando le pasaba algo a uno de mis compañeros en Colombia -lo amenazaban, lo torturaban, lo asesinaban-, sentía una cuchillada con un dolor distinto en el corazón. Un dolor colectivo. El mismo que sentí cuando leí esta noticia, de

Breaking News de CNN, diciendo que Judith Miller se iba para la cárcel: Judge orders New York Times reporter Judith Miller jailed for refusing to divulge source who revealed CIA operative.

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