EL ELEMENTO QUE FALTABA EN COLOMBIA

Language: ES
Type: Contributed Column
Publication: El Nuevo Herald
Location: Section: Perspectiva, Edition: Final, Page: 18A
Author: ISAAC LEE, El Nuevo Herald
Date: November 7, 2001
Copyright: Copyright (c) 2001 The Miami Herald

 

El Nuevo Herald
November 7, 2001
Section: SECTION: Perspectiva
Edition: EDITION: Final
Page: PAGE: 18A
Memo:PERSPECTIVA MIRADOR

EL ELEMENTO QUE FALTABA EN COLOMBIA
SOURCE/CREDIT LINE: ISAAC LEE, El Nuevo Herald

La tradicionalmente discreta embajadora de Estados Unidos en Colombia, Anne Patterson, alborotó el avispero esta semana al comparar a la guerrilla y a los grupos paramilitares de ese país con los terroristas de Afganistán y decir que "Estados Unidos quiere enjuiciar a los miembros de los tres grupos -FARC, AUC y ELN- que están involucrados en narcotráfico y lavado de dinero, y buscará su extradición".

Para muchos analistas en Colombia, las declaraciones de Patterson fueron el puntillazo final para un proceso de paz que venía tambaleando por cuenta de las indecisiones de un gobierno complaciente -al que ni siquiera el asesinato de Consuelo Araujo, una de sus más leales colaboradoras, había convencido de la necesidad de replantear el esquema de negociación- y de la arrogancia de una guerrilla incapaz de hacer un solo gesto de paz.
Paradójicamente, sin embargo, la nueva posición del gobierno americano -producida por los hechos atroces del 11 de septiembre- podría ser el elemento que faltaba para destrabar las conversaciones de paz. Si la miopía de la guerrilla no es tan grande como la zona de distensión que les entregó el gobierno, les tiene que haber quedado muy claro el mensaje: o negocian ahora y suspenden todas sus actividades terroristas, o tendrán que soportar buena parte de la ira desatada por Osama bin Laden.

La embajadora no pudo haber sido más directa: los Estados Unidos consideran a las guerrillas colombianas como grupos terroristas -aunque no tengan alcance mundial como los de Afganistán- y están plenamente convencidos de que su fuente de financiación es el narcotráfico. Un convencimiento que al parecer ha sido reforzado por las primeras operaciones realizadas en desarrollo del Plan Colombia en el sur del país, en las que se han dado cuenta de que las FARC están más metidas en el narcotráfico de lo que pensaban. El demonio y la carne juntos.

Pero la andanada de la embajadora no se limitó a las guerrillas. En su discurso hay un giro durísimo en relación con los grupos paramilitares. Si bien es cierto que desde el 10 de septiembre -en la víspera de los atentados- el Departamento de Estado había incluido a las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, en la lista de grupos terroristas, la embajadora anunció una ofensiva sin precedentes contra sus fuentes de financiamiento. Y dijo tener información sobre 50 ciudadanos que han colaborado con ellas, a cinco de los cuales se les ha retirado ya la visa norteamericana. La nueva estrategia de los Estados Unidos es una estrategia global. "Los ataques terroristas del 11 de septiembre enfocaron nuestra atención en los nexos de la violencia internacional, que incluyen el terrorismo, el narcotráfico, el lavado de dinero y el crimen organizado", dijo la embajadora. Y que, en adelante, el tratamiento a los grupos guerrilleros y paramilitares de Colombia estará cobijado en esa estrategia global. Eso no quiere decir que los Estados Unidos están dispuestos a intervenir de manera directa en Colombia, como lo están haciendo en Afganistán. Pero sí que su ayuda estará dirigida a garantizar el debilitamiento económico y militar de los grupos insurgentes. Y a evitar, por todos los medios, que Colombia se convierta en un segundo Afganistán.

"Sabemos -dijo la embajadora- que los cargamentos de heroína desde Afganistán hacia Estados Unidos ahora van a detenerse. Sin embargo, los proveedores podrían dirigirse a Colombia para continuar manteniendo a sus clientes". En menos de una semana, por lo tanto, el conflicto colombiano cambió radicalmente. La discusión de si hay o no hay sobrevuelos en la zona de distensión, o de si la desmilitarización de la zona debe hacerse hasta enero o hasta agosto, o de si el gobierno puede o no reforzar las medidas de seguridad en los sectores aledaños, dejó de ser -si alguna vez lo fue- un tema de fondo en las negociaciones.

Ahora el conflicto colombiano es parte de un conflicto global contra el cual la comunidad internacional está librando una guerra prolongada. Es por eso que creo que la intervención de la señora Patterson es el elemento que faltaba para destrabar las conversaciones de paz. El paramilitarismo, que era uno de los mayores obstáculos para la negociación, quedó en la mira de los Estados Unidos. Y el gobierno tendrá que combatirlo con todas sus fuerzas si quiere seguir contando con la ayuda americana. Pero, además, las FARC -y el ELN- tienen que ser conscientes de que si no se sientan a negociar -ahora sí en serio- van a tener una soga al cuello que para donde se muevan no hará más que apretar.

Lo que hizo la discreta señora Patterson fue, en nombre de su gobierno, incluirlas oficialmente en su declaración de guerra contra el terrorismo internacional. Y eso tiene que pesar mucho más que un sobrevuelo.

Editor en jefe de la revista 'Poder' y presidente del consejo de Zoom Media Group.

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