UN EMBAJADOR CON DOS ARMAS MUY EFICACES

Language: ES
Type: Contributed Column
Publication: El Nuevo Herald
Location: Section: Panorama, Edition: Final, Page: 7A
Author: ISAAC LEE, Especial para El Nuevo Herald
Date: September 2, 2001
Copyright: Copyright (c) 2001 The Miami Herald

 

El Nuevo Herald
September 2, 2001
Section: SECTION: Panorama
Edition: EDITION: Final
Page: PAGE: 7A

UN EMBAJADOR CON DOS ARMAS MUY EFICACES
SOURCE/CREDIT LINE: ISAAC LEE, Especial para El Nuevo Herald

además de su habilidad y su capacidad de trabajo, el embajador de Colombia en Washington Luis Alberto Moreno cuenta con dos armas muy eficaces.

La primera es involuntaria y para la mayoría de las personas sería una gran debilidad: su estatura y su cara de niño. La segunda es su esposa.
El embajador mide un metro con 60 centímetros y por su contextura física parece un menor de edad. Esa característica física, fruto de un tumor congénito en la base de la glándula pituitaria, que le fue extirpado con éxito por un médico húngaro cuando estaba cerca de cumplir los 20 años, lo llevó a pensar de joven que su destino estaba en el deporte hípico. Su afición por los caballos de carrera le quedó de su temprana experiencia laboral en Fort Lauderdale como jinete.

Moreno nació en Filadelfia hace 48 años, estudió en la Florida Atlantic University y tiene una maestría de la Thunderbird University de Arizona.

La baja estatura nunca fue un problema para él.

La otra arma de Moreno es su esposa Gabriela Febres Cordero, una atractiva venezolana que a los 29 años fue ministra de Comercio Exterior durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Acostumbrada a moverse en el mundo del jet set, Gabriela se sintió como pez en el agua desde que llegaron a Washington, y como es mala ama de casa y pésima cocinera, decidió hacer su propia embajada.

Gabriela no sólo le dio un nueva apariencia a la residencia oficial (convirtiéndola en una de las mejores galerías de arte latinoamericano que hay en Washington), sino que la transformó en punto obligado de referencia para los cronistas de la vida social de la capital. Desde que fueron anfitriones del baile anual de la Orquesta Sinfónica Nacional a finales de 1999, los embajadores ingresaron al reducido círculo de invitados a los principales eventos que se realizan en Washington.

En sus fiestas no faltan los habanos, un placer prohibido en la capital, que el presidente Pastrana recibe de Fidel Castro y le envía a su embajador en Washington. Pero la amiga cercana de Castro es Gabriela. En una ocasión en que la esposa del embajador estuvo de visita en La Habana, Castro le regaló un inmenso guacal de colas de langosta congeladas que terminaron servidas en una cena que tenían programada en la embajada, en honor del senador Richard Lugar.

Gabriela fue clave para que el gobernante cubano recibiera a Jim Kimsey, quien se ha convertido en embajador de buena voluntad del sistema de libre mercado. Kimsey logró convencer al dictador de que respaldara la Operación Sonrisa, una campaña en favor de los niños afectados por la violencia en Colombia.

Una de las personas que visitaban con frecuencia la casa del embajador era la presidenta y dueña del Washington Post, Catherine Graham. En el gobierno pasado era común ver salir de la residencia de la embajada a Vernon Jordan, el mejor amigo de Bill Clinton.

Moreno sería un perfecto candidato a cualquier cargo de elección popular en su país. Pero quienes lo conocen bien, dicen que el embajador no tiene estómago como para hacer política. Moreno conoce de sobra los secretos de la administración pública y es un experto en asuntos económicos. Fue ministro de Desarrollo Económico en el gobierno de César Gaviria y asesor de la poderosa Organización Sarmiento Angulo, propiedad de Luis Carlos Sarmiento, el único colombiano que figura en la última lista de multimillonarios de la revista Forbes.

Conoce también los secretos de la lucha electoral. Fue director de campaña de Andrés Pastrana en las polémicas elecciones que ganó Ernesto Samper. Y fue de nuevo su asesor en 1998, después de haber estado distanciados por razones personales. En esa ocasión Pastrana ganó las elecciones y su triunfo disparó las acciones de Moreno como estratega político.

Aunque su nombre ha sido mencionado en un par de casos de supuesto uso indebido de poder, denunciados por la oposición al gobierno del presidente Pastrana, en ambas ocasiones ha salido bien librado. Hace algunas unas semanas, este diario publicó un informe en el que se decía que Moreno fue presidente de la junta directiva de un banco en crisis del Ecuador, con filial en Colombia, que recibió un tratamiento favorable por parte del gobierno colombiano.

Como resultado, dos representantes citaron a un debate en el Congreso para esclarecer los hechos. Pero los propios parlamentarios de oposición consideraron suficientes las explicaciones del embajador y de otros miembros del gobierno implicados en el caso.

Ninguno de sus amigos ve a Moreno metido en la política. Es difícil, incluso, que regrese a Colombia cuando deje su cargo el año entrante. Descartada la política, le queda el sector privado. Durante el año que asesoró a Luis Carlos Sarmiento, Moreno fue uno de los ejecutivos mejor pagados del país pero también, según dicen sus amigos cercanos, uno de los más miserables.

así que todo parece indicar que el futuro del embajador se decidirá por descarte: Washington o Nueva York.

Illustration:ILLUSTRATION: Foto: Luis Alberto Moreno cuando era un muchacho (n)

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